La vida nos atropella siempre que no le demos su espacio para expandirse.
Todo aquello que callamos, tiene que salir tarde o temprano, pues la revisión en vida es necesaria para su trascendencia. Todos los secretos nos matan lentamente y es que guardamos emociones para no mostrar nuestra debilidad y es justo esa coraza, la que nos aleja de nuestro sentir, de nuestra verdad. Dejamos sueños sin cumplir por no atrevernos a vivir, rechazando nuestro presente, maldiciendo nuestro pasado y así, negando nuestra existencia. Hasta que no liberes tus cadenas no podrás soñar libre de juicio, libre de carga. Y toda aquella meta que nos queremos marcar, siempre vendrá llena de una carencia, ansiando y aspirando a algo que en tu presente, no quieres ser. Por ello, las metas nos hacen caer en la creencia de la autoexigencia, no valorando la trayectoria del disfrutar de cada etapa que debes vivir. Todo es un equilibrio más allá de la realidad, pues el pasado, presente y futuro coexisten en un mismo centro. Tu eres el eje de tu destino, la verdad esta en tu interior y para llegar a tu calma, a tu amor incondicional, debes quitar las capas en la que te refugiaste para no hacerlo. Debes liberar los personajes de tu mente, los no puedo, no valgo o no es para mi. Porque hasta que no te rindas a poner voz a tu alma, ella tendrá que comunicarse a modo de dolor. Pues al único plano que haces caso, es al que tienes presente, tu cuerpo cuando grita de desesperación que te atiendas de una vez.
¿Cuándo vas a amarte?
¿Cuándo quieres sanar?
¿Cuánto esperas a dar voz a tu interior?
Jessica 💜
·El Lenguaje del Alma·