En el lienzo de la existencia, descubrimos la necesidad imperante de abrazar la responsabilidad de Ser. Somos arquitectos de nuestro destino, tejedores de historias en el tapiz del tiempo. En este viaje de vida, nuestra honorabilidad se rige como faro luminoso, guiándonos por el camino del amor.
Nuestro cuerpo físico, esa maravillosa obra de arte biológica, que merece ser tratado con el mayor de los cuidados, es el templo que alberga nuestro Ser, la cáscara que nos permite experimentar el mundo. Así, en cada latido de nuestro corazón, en cada suspiro de nuestros pulmones, encontramos una melodía que nos recuerda nuestra responsabilidad de mantener este templo en equilibrio y salud.
La mente, como un intrincado rompecabezas, a menudo nos sumerge en su laberinto, donde nos perdemos entre las piezas dispersas y luchamos por hallar el camino hacia la salida de la claridad y el entendimiento. Responsabilizarnos de nuestro pensamiento es como encontrar las piezas que encajan, creando una imagen coherente en medio del caos.
El mundo emocional, ese rincón de sentimientos y pasiones, es un jardín que florece con amor y comprensión. Aquí, la responsabilidad reside en cultivar la empatía, en regar las flores del afecto y podar las espinas del rencor. Solo cuando cuidamos nuestras emociones con delicadeza, somos capaces de abrazar la plenitud.
Y finalmente, la energía que fluye a través de nosotros, siendo un río de vida que nos conecta con el cosmos. Responsabilizarnos de nuestra energía es sincronizarla con el ritmo del universo, permitiendo que fluya en armonía con el todo.
Así, en este baile existencial, recordamos que la libertad se encuentra en la responsabilidad y que la belleza de Ser reside en el cuidado amoroso de nuestro Ser completo.
Cuando abrazamos esta verdad, nos llenamos de impulsos, y en cada paso que damos, dejamos una estela luminosa en el lienzo de la vida.
Ámate en tus días, abrázate en tus noches
Te vas a necesitar
Jessica y Gorka💜
·El Lenguaje del Alma·