Esta noche, cuando el fuego dibuje danzas antiguas en la oscuridad, cuando las llamas se eleven como lenguas vivas hacia el cielo, no olvides que el verdadero akelarre sucede dentro de ti.
Más allá del ritual, más allá del papel que arde con deseos escritos, hay un fuego sagrado que espera ser encendido en el centro de tu pecho.
Es ahí donde comienza la verdadera transformación.
La noche de San Juan no es solo una fiesta.
Es un umbral.
Un altar encendido donde lo viejo se despide con honra y lo nuevo susurra su nombre con voz de brasas.
Atrévete a mirar con sinceridad.
¿Qué parte de ti ya cumplió su ciclo?
¿Qué pensamiento, qué herida, qué miedo, qué gesto te impide desplegar las alas?
Porque esta noche, como el ave fénix, estás llamado a arder… para luego renacer.
Y para eso, primero hay que soltar.
Soltar de verdad.
No desde la mente, sino desde el alma.
Soltar sin ruido, sin prisa, sin excusas.
Con amor. Con presencia. Con verdad.
Esta no es solo una fecha en el calendario,
es un eco profundo que viene del corazón del tiempo.
Una invitación a morir un poco, para vivir más vivos.
Así que no celebres el fuego si no estás dispuesto a encenderte por dentro.
No saltes la hoguera si no vas a cruzar tu sombra.
No escribas deseos si no estás dispuesto a convertirte en el canal que los sostenga.
Esta noche es magia antigua.
Esta noche es llama pura.
Y tú, si te lo permites, también puedes arder y volver a nacer.
Más tú. Más libre. Más luz.
Cuéntanos de qué te despojas para renacer.
Con gratitud,
