Hoy, hace 10 años, nuestras almas pronunciaron en la Tierra un “sí quiero” que ya estaba escrito mucho antes de este tiempo.
Diez años han pasado desde aquel instante en que el universo nos recordó que estábamos destinados a reencontrarnos, después de tantas vidas, de tantas búsquedas, de tantas esperas.
La vida compartida es siempre más hermosa, porque el amor no solo se vive: se reconoce. Y contigo he reconocido mi hogar, mi refugio, mi certeza. Hemos atravesado luces y sombras, un verdadero tobogán de emociones, y sin embargo, lo que nunca ha cambiado es el eje que nos sostiene: ese amor que no pide, que no exige, que simplemente es.
Ser refugio el uno del otro, ser abrazo cuando la tormenta arrecia, ser calma cuando el mundo se agita… eso es el mayor regalo de la existencia.
En cada caída, supimos recordarnos que la fuerza estaba en nosotros.
En cada vuelo, supimos celebrarnos como si todo el cielo se abriera para bendecirnos.
Hoy miro estos diez años y no veo solo tiempo. Veo memorias que trascienden lo humano: miradas que se hablan sin palabras, silencios que cobijan, risas que sanan, lágrimas que purifican, latidos que se sincronizan.
Somos amor encarnado, somos dos llamas que eligieron caminar juntas para aprender, sanar y expandir.
Gracias por ser mi constante,
mi raíz y mi horizonte.
Gracias por recordarme
que el verdadero amor no ata, sino que libera;
no apaga, sino que enciende;
no termina, porque es infinito.
Hoy celebro no solo una fecha, sino la certeza de que nuestro encuentro estaba escrito en las estrellas. Celebro que la vida nos haya regalado la oportunidad de reconocernos en esta existencia y seguir eligiéndonos cada día.
Somos amor en el latido del corazón.
Somos el milagro de lo eterno haciéndose presente.
Maite zaitut, laztana ❤️










