Hay cierres que no hacen ruido, pero se sienten en lo profundo. El cuerpo pesa más de lo habitual y el corazón se abre sin pedir permiso.
Este final de ciclo llega como un susurro cansado, recordándonos que soltar también agota, y que el descanso es parte del camino.
Las líneas del tiempo, antes dispersas, comienzan a reunirse en el centro vital, como hilos que regresan al mismo telar.
Por eso la emoción se intensifica,
por eso la sensibilidad se vuelve más fina.
No es confusión: es integración.
En este instante, la Luz interna busca despertar en cada célula, esperando ser reconocida.
El movimiento interno que atravesó tantas vidas ahora es una invitación amorosa para unificar lo fragmentado, cambiando el paradigma desde dentro y permitiendo que el cordón dorado de la esencia vuelva a abrirse hacia el Ser que somos.
Algunas conciencias elegirán seguir mirando hacia afuera, aferrándose a estructuras que prometen control y alivio inmediato.
Otras, sentirán el llamado silencioso a quedarse, para habitar el proceso aunque incomode.
No hay juicio.
Cada alma escucha cuando está lista.
Si hoy te sientes cansado, sensible o removido, deja que este momento te sostenga.
No estás perdiendo el rumbo.
Estás regresando.
Preparándote, sin saberlo, para un nuevo grado de consciencia más amplio, más verdadero, más humano.
Respira. Todo está ocurriendo con sentido, incluso cuando no se entiende.
Y aunque ahora no lo veas con claridad,
el amor se está acomodando dentro de ti.
No lo olvides, No te olvides
Somos el entramado vivo de la existencia
Con amor, cuéntanos
¿qué cierres estás viviendo?


Jessica y Gorka 💜⚜️
Acompañantes del Ser







