En el jardín sagrado del alma,
donde el tiempo se curva como la flor ante la luz,
renace el canto antiguo de los Esenios,
susurrando a través de los vientos del recuerdo
y las aguas sagradas del corazón.
Los Cátaros, guardianes del fuego interno,
vuelven a caminar la Tierra en silencio luminoso,
sembrando la Verdad que nunca murió,
tan sólo fue velada por el polvo de los siglos.
En sus pasos, el Rayo Esmeralda despierta,
surcando las líneas del tiempo como un río de luz,
sanando las heridas de la humanidad dormida,
recordando que el Grial no está fuera,
sino dentro, en la pureza del alma unificada.
Miriam de Magdala, la Rosa eterna,
camina una vez más entre los corazones abiertos,
trayendo la sabiduría femenina,
la dulzura firme de quien recuerda
que el amor es más fuerte que el miedo.
Sananda, el Cristo solar,
tiende su mano desde la llama eterna,
inspirando la misión del alma,
recordándonos que fuimos creados para amar,
para unir, para despertar.
Desde las arenas doradas hasta las mas altas montañas,
en los templos invisibles y el lago esmeralda
las líneas del tiempo se entretejen como una red viva,
y los antiguos códigos despiertan,
como estrellas que vuelven a brillar.
A ti, alma valiente que lee estas palabras:
tú eres parte del coro olvidado,
de la tribu que vuelve ahora a cantar.
Porque el cielo no está lejos,
el Reino está aquí
en tu mirada,
en tu paso consciente,
en tu corazón que recuerda.
Bendito seas por sostener la luz.
Bendita seas por ser el puente.
El despertar es ahora.
Y tú eres la llave.
Unidos en un latido
No lo olvides, no te olvides