Todo pasa tan deprisa y tan despacio que el tiempo vivido es relativo a las emociones ancladas al alma.
Atravesamos un portal bidireccional, con su entrada de luz y el refugio del amor.
Estamos anegados en la respuesta de nuestra máscara, resguardando la herida olvidada, pues el personaje quiere salir invicto del escenario.
Somos pedacitos de estrellas hechos realidad, resurgiendo de las cenizas de nuestros ancestros, recuperando así la maestría del silencio como respuesta.
El poder de la verdad es un arma de doble filo: si la impones o te aferras a creencias, solo harás más grande la brecha que separa tu alma de tu latido.
Olvida lo que sabes, magnifica lo que intuyes, y tu verdad será el cómputo de lo vivido y transitado; pues solo en la valía de Ser podrás encontrarte.
Abrázate cuando te sientas solo.
Ámate cuando resurjan las memorias.
Libérate del dolor humano,
y el sordo cantar de luz
encenderá la pasión de vivir encarnado.
Hoy y siempre, sé tu mayor aliado.
Ten la mano cerca del corazón,
y el resurgir del guerrero
te dará el conocimiento
que olvidaste guardar.
Ámate en tus días.
Abrázate en tus noches.
Ahora más que nunca,
te vas a necesitar.