Desde el 3 al 6 de junio, se abre una puerta estelar.
Una invitación silenciosa, vibrante, que no llega desde fuera, sino que emerge desde lo más profundo del corazón.
Es un umbral energético que nos llama a recordar, a regresar, a reunir todas nuestras partes y volver al centro.
No se cruza con prisa ni con esfuerzo: se cruza con presencia, con verdad, con alma.
Durante estos días, se expanden los espacios invisibles donde las líneas de tiempo se entretejen, se fusionan y se liberan.
Aquello que estuvo fragmentado comienza a unificarse.
Las memorias que dolían se suavizan.
Las estructuras que limitaban se disuelven en luz.
Desde la energía Umara y con la guía amorosa del Consejo de la Supra Confederación, se nos impulsa a mirar hacia adentro, a soltar lo que ya no sostiene nuestra expansión y a anclar una nueva forma de habitar este plano: con raíces en la tierra y conciencia en el infinito.
Esta puerta cósmica nos recuerda que la verdadera alquimia ocurre cuando permitimos que el cielo descienda al cuerpo, que la esencia se exprese sin miedo, y que el alma habite su templo con total soberanía.
Miriam de Magdala acompaña este tránsito como guardiana de la frecuencia de amor incondicional, sosteniendo los valores que sanan:
la compasión como puente,
la verdad como liberación,
la dignidad como fuego sagrado.
Este no es un tiempo de búsqueda, sino de encuentro.
No es un momento de acumulación, sino de rendición.
Es una pausa luminosa entre mundos, donde la Maestría del Ser se revela no como meta, sino como esencia recordada.
Respira.
Siente.
Recibe.
Del 3 al 6 de junio, la puerta está abierta.
Y si tu alma lo reconoce… ya ha comenzado a cruzarla.
Os honramos, nos amamos