En el jardín del alma, donde los susurros del viento danzan entre las hojas de los recuerdos, descubro un amor que florece desde lo más profundo de mi interior.

 

 

 

Es un amor propio que se nutre de la luz de mi esencia, un amor que acaricia las cicatrices del pasado para sanarlas con la dulzura del perdón.

Cada corte en el alma es una oportunidad para regenerarse, para dejar que las lágrimas del ayer se conviertan en el agua que alimenta las raíces del amor incondicional.

En el silencio de la noche, encuentro la valentía para enfrentar mis miedos, para abrazar mis vulnerabilidades y transformarlas en fortalezas.

Cierro los ojos y me sumerjo en el océano de mis sueños, navegando entre las olas de mi propio mar en calma.

Cada herida que sana es un paso más hacia la plenitud, hacia ese brillo interior que irradia la belleza única de mi Ser.

Volver al origen es regresar al hogar que habita en lo más íntimo de mi corazón, es desenterrar las semillas de la autenticidad y permitirles florecer en todo su esplendor.

En cada momento de introspección, encuentro la fuerza para ser quien realmente soy, para abrazar mis imperfecciones con gratitud y amor inverencial.

Así, con cada paso que doy hacia mi propia sanación, descubro un amor que trasciende el tiempo y el espacio, un amor que me conecta con la esencia misma del universo.

Soy un Ser de luz y amor, y desde lo más profundo de mi interior, irradio la belleza y la plenitud que siempre han estado dentro de mí.

Gracias vida por tener un compañero que nutre y alimenta mis raíces, pues con ellas cimentamos la creación en materia.

Gracias por ser guerrero en mis días
y luz en mi oscuridad.

Renovando las raíces, ¿continuamos?

Jessica y Gorka 💜💜

Te acompañamos a tu reencuentro

·El Lenguaje del Alma·

 

 

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