El agua lo recuerda todo. Es la gran corriente viva que sostiene la vida y enlaza cada partícula con su origen. En su fluir guarda los cantos de la creación y distribuye la vibración coherente que hoy comienza a restaurar lo que había sido distorsionado. Allí donde antes se sembraron bucles de sufrimiento y desconexión, ahora se abre paso un río cristalino que devuelve el cauce a la memoria original.
Desde Santa Esmeralda, junto al Comando Temporal, se ha iniciado una labor silenciosa y profunda para restituir las líneas del tiempo que fueron manipuladas. Los anclajes regresivos que mantuvieron atrapadas partículas en trayectorias repetitivas de dolor están siendo liberados. Las rutas se corrigen y el tejido temporal comienza a brillar con la pureza de su diseño primero. Es una obra precisa, que no deja fisuras, porque responde al llamado de la Fuente y al plan mayor de restitución.
Este movimiento alcanza al cuerpo. La materia vive un periodo de adaptación celular en el que memorias antiguas emergen para ser disueltas. Resistencias físicas, emociones intensas o cansancio no son obstáculos, sino señales de la liberación en marcha. La transmutación no castiga, transforma. Los traumas que emergen no buscan revivir el pasado, sino encontrar la salida hacia la luz que los integra. Todo lo que duele al soltarse es precisamente lo que había estado retenido más allá de su tiempo, esperando este momento para ser liberado en amor.
El agua enseña: todo lo que entra en su corriente se purifica y renace en otra forma. Así también el tiempo, así también la memoria. Lo que se desprende ahora no era esencia, sino carga acumulada que impedía desplegar la vibración original. La corriente no arranca, limpia. No arrebata, devuelve.
Lo que se anuncia no es un final, sino el regreso a lo verdadero. Una restitución de lo que siempre fue. El pulso que desciende sostiene cada célula, cada partícula y cada río interno. Nada queda fuera del abrazo de esta corriente que, con suavidad y firmeza, abre el camino hacia la plenitud del origen. Y lo que parecía fragmentado, ahora recuerda que siempre estuvo unido.
No lo olvides, No te olvides
