Cuando tienes una silla vacía tu corazón late diferente

En cada silla vacía reposa el eco tierno de las almas que una vez llenaron estos espacios con su luz. Presencias invisibles palpables en la suave brisa que acaricia nuestros recuerdos resonando en nuestra memoria.

Nuestros seres queridos, estrellas que han emprendido un viaje más allá de nuestra mirada, siguen danzando en los rincones de nuestro corazón. Su sonrisa perdura en la ternura de cada amanecer y sus abrazos reconfortan el alma en la calidez del atardecer.

En estos días, honramos su existencia etérea, su esencia que se entrelaza con la nuestra en una danza eterna de amor. Aunque ya no podamos tocar sus manos, su presencia se anida en los pequeños detalles, en los gestos de bondad y en los susurros del viento cantando al oído.

Aprendemos así, en la dulzura de la nostalgia, el valor de cada instante efímero.

Descubrimos que las despedidas no son más que la transición de una melodía que sigue resonando en los latidos de nuestros corazones. Por eso, abracemos con fuerza y digamos “te quiero” en cada latido, en cada momento, porque el amor trasciende fronteras y se convierte en el hilo que entrelaza nuestras almas.

Celebremos la existencia de aquellos que han dejado su huella en nuestro camino, reconociendo que su legado es un canto a la eternidad del amor.

Cada recuerdo, cada destello de cariño, son pétalos de una flor inmortal que embellece nuestro ser.

En este vaivén de emociones, convirtamos la añoranza en gratitud por haber compartido sus vidas y por el regalo de haber sido tocados por sus almas.

Que su ausencia nos inspire a amar más, a apreciar con mayor profundidad y a envolver con amor cada alma que cruza nuestro camino, sabiendo que, aunque ausentes en lo tangible, siguen presentes en el tejido etéreo de nuestras vidas.

Gracias por lo vivido
Gracias por lo compartido
Nos vemos entre planos

 

Jessica y Gorka💜💜

Acompañando al reencuentro con tu Ser

·El Lenguaje del Alma·

 

 

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