La naturaleza es la gran maestra de la vida, nos enseña que todo es cíclico y que nada es impasible.
Hoy mientras observo la ventana al exterior, puedo contemplar cómo el rugir del viento, mece los árboles de mi hogar. Aquellos que tienen las ramas más débiles son los que se parten sin miedo, pues la vida no corre por ellos. La madre tierra nos enseña a despojarnos de aquello que ya no es, para poder volver a florecer y brotar con fuerza. Si no quitamos el peso que cargamos por seguir resistiendo con ello, nunca podremos contemplar la grandeza de la vida. Tenemos que dejarnos fluir con los ciclos, tenemos que dejarnos mecer con las mareas, tenemos que dejarnos brotar las semillas para que podamos volver al origen de nuestras raíces dándonos amor, allí donde olvidamos regar con vida, nuestros cimientos.
Todo es efímero en la vida terrenal, no te aferres a la materia o no podrás, transformar tu esencia.
Ámate hoy y siempre.

abril 24, 2025
En el jardín sagrado del alma, donde el tiempo se curva como la flor ante la luz, renace el canto antiguo de los Esenios,